sábado, 14 de septiembre de 2013

BUITRE LEONADO: CAPTURANDO BUITRES I

Tras varios años anillando pollos en nido, decidimos dar un paso y tratar de anillar ejemplares adultos. Se trataba de empezar, con pasos suaves, un programa de marcaje que nos permitiese desarrollar una srie de hipótesis que se planteaban. Los tópicos que queríamos tratar estaban vinculados a una serie de términos conocidos por todos: dispersión, movimientos de forrageo, comportamiento social, supervivencia, etc, pero poco estudiados en esta especie.
Por lo tanto, en el otoño de 2004 decidimos comenzar con el trampeo. Para ello solicitamos los permisos oportunos a la Diputación Foral de Bizkaia, y en el muladar de Karrantza (el único de Bizkaia) colocamos el armazón de una jaula de 4 x 4 m y 2 m de alto. Allí la tuvimos durante julio y agosto. Luego colocamos la red, pero sin puerta. Hablamos con la persona que llevaba la comida al muladar y le pedimos que nos dejara la carne dentro de la jaula. Así un mes más, sin colocar la puerta. Finalmente, acabamos de montar la jaula y la dejamos unas semanas más para que los buitres no recelasen en absoluto.
Un buen día, de madrugada, uno de nosotros se metio en el hide, que habíamos colocado tres meses antes, y el resto se fue a 1 km de distancia tras haber colocado la comida que un día antes nos había dejado guardada la persona responsable del muladar. ¡Ni un sólo buitre bajo ese día, ni esa semana!. Lo repetimos varias veces, pero nada. 
Los buitres recelaban de la comida que no había traído la persona de siempre. ¡Ojo! porque esto cambiará en un futuro no muy lejano.
Finalmente, hablamos con el responsable del muladar y quedamos con él para sincronizarnos. Yo me metí en el hide antes de amanecer, esperé a que llegase el camión y vi como los buitres bajaban antes de que parase. El responsable abrió la puerta y ya tenía una comitiva de 100 buitres a su alrededor, esperando como perritos al hueso. Retiro los restos de la vez anterior, y comenzó a echar la comida. Los buitres se lanzaron rápidamente para no perder bocado. Mientras se entretenían con aquello, metió parte de la comida en la jaula y se fue retirando. Cuando el camión se fue, los buitres acabaron con lo que había fuera de la jaula y comenzaron a acercarse a la entrada. Uno, dos, cinco, diez, conté hasta quince y cerré la puerta. No convenía atrapar muchos, dado que debíamos proceder con cada uno de ellos de forma completa y no queríamos retenerlos demasiado tiempo. La seguridad y bienestar del animal siempre es lo primero.

En la foto se muestra aquella primera captura.


Tras la captura todo estaba protocolarizado, así que empezamos rápidamente a funcionar. Un equipo entraba en la juala y sacaba un ejemplar. Lo llevaba lejos de la vista del resto, para evitar estreses, y allí lo anillaban con anilla oficial de la S.C. Aranzadi y otra de PVC de color (amarillo) con código alfanumérico. Además, extraían una muestra de sangre para posteriores análisis. Este equipo se lo pasaba al segundo, encargados de tomar las medidas biométricas, y este a un tercero que hacía el patrón de muda, las fotos y lo liberaba.

En la imagen de abajo están Iñaki Castillo (veterinario) y Lander Astorkia (biólogo) cogiendo uno de los ejemplares y colocándole una caperuza para reducir su estrés.

 
Iñaki Castillo extrayendo sangre al buitre 4UX (que nos lo encontraríamos varias veces en los siguientes años), mientras Lander Astorkia se lo sujetaba.


Sonia Hidalgo (bióloga) y Ainara Azkona (bióloga) colocando al ejemplar 4U3 para sacarle las fotos estandarizadas de las alas para documentar la muda. El plástico gris de abajo es un fondo neutro para equilibrar el balance de blancos en las fotos de mudas y poder corregir desajustes de color, brillo y contraste en un futuro.


Ainara Azkona y Jabi Zabala (Dr, Biólogo) colocando de forma apropiada al 4UC para la obtención de las fotos de muda.



Ainara y Sonia liberando al 4UT, que será llamado matusarén y que le volveremos a ver en más de 50 ocasiones, siendo uno de nuestros buitres favoritos.


Posteriormente, repetimos las capturas con éxito en varias ocasiones más, hasta que un día nos encontramos con la jaula rota por vandalismo (el muladar esta cerrado al público). La arreglamos y seguimos con el trabajo, hasta que un día nos la encontramos otra vez rota, esta vez a conciencia. Entendimos el mensaje, y dejamos el método y el lugar.

El invierno siguiente llegamos a un acuerdo de colaboración con -Karpin Abentura-, también en Karrantza. Colocamos la jaula en el mismo cerrado donde tienen varios buitres irrecuperables y en donde solían bajar los buitres salvajes (en poco número) cada vez que echaban comida a los cautivos. Allí repetimos varias jornadas, infructuosas debido al gran número de cuervos flotantes que ocupan el parque ecológico y que no dejaban a los buitres entrar a por la comida. Parece mentira que un ave de poco más de 1 kg pueda amedrentar a otra de cerca de 10 kg, pero cuando se juntaban varias docenas de cuervos se hacían los señores de la comida y echaban a picotazos a los buitres. Así que decidimos capturar los cuervos y anillarlos, con el propósito de hacerles desistir de entrar en la jaula. El caso es que en dos días anillamos algo más de 70 cuervos y en los siguientes días recapturamos muchos de ellos, con lo que el "susto" no funcionaba. Por lo tanto, con sólo un buitre capturado y todo un invierno intentándolo, ¡lo dejamos!





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