sábado, 2 de diciembre de 2017

El alcotán europeo
Anillando pollos y adultos

Pollos en nido

En la entrada anterior he comentado como buscar un territorio de nidificación y el nido ocupado, pero una cosa es buscar el nido y otra es acceder a él para tomar datos y anillar los pollos.

Una vez localizado el nido desde fuera de las masas forestales, hay que ser capaz de dar con el árbol que lo tiene. Esto no es fácil, pues el nido no se ve desde abajo y las perspectivas cambian radicalmente, pues desde el suelo no se ven las copas que te aportaban indicaciones de cuál era el árbol del nido.

Por ejemplo, en la siguiente foto os muestro un suelo de un típico pinar de P. radiata de Bizkaia. En este caso el pinar aún es joven, por lo que resulta raro que los alcotanes elijan estos árboles para anidar. Como veremos más adelante, buscan copas de más de 30 m de altura.


En esta otra, sin embargo, muestro un pinar maduro, de más de 70 años. Con pies de más de 35 m de altura que dejan pequeño al sotobosque de alisos, robles y avellanos. Claro que estas formaciones son un imán para las rapaces y en este caso hay un nido de azor. No obstante, los azors, ratoneros, calzadas, abejeros, milanos, etc. anidan a una altura equivalente a los 3/4 del árbol, mientras que los alcotanes lo hacen a 1 o 2 m de la punta. Así, en algunos lugares hemos localizado nidos de alcotanes muy cerca de nidos de azor, lo que se convierte en un auténtico circo de peleas, pues los alcotanes atacan ferozmente al azor cada vez que lo ven.


Por otro lado, los alcotanes son una de las pocas rapaces que anidan en eucaliptos en Bizkaia. El problema de los eucaliptales vizcaínos es que tienen un turno de corta muy breve, de unos 15 años, por lo que la mayoría de ellos son un mar de palos, sin mucho fundamento. Pero cuando los eucaliptos son abandonados alcanzan un porte muy elevado, como los de la foto, atrayendo a los córvidos para esconder sus nidos. De hecho, en los eucaliptos de la foto hay un nido de cuervo que localicé el 28 de abril de 2017. 


Bien, pues ahora hagamos un ejercicio de imaginación y pensemos cómo buscar un pequeño nido de corneja en unas moles como estas, desde el suelo. ¡Simplemente imposible!

Por lo tanto, lo que hacíamos nosotros era fijarnos bien en el árbol en el que entraban los alcotanes y asegurar que aquello era, sin lugar a dudas, el nido. Tomar referencias desde afuera (p. ej. ladera de enfrente) con el telescopio. Fijarnos bien en detalles de copas seas, copas retorcidas, copas pegadas, etc. Y luego ir al terreno e intentar buscar los detalles que habíamos prefijado. Lo malo es que al mirar hacia arriba sólo ves troncos y ramas. Por lo que hay que moverse dentro del bosque para poder detectar las referencias.

Una vez que estamos casi convencidos de que hemos dado con el árbol hay que treparlo. Esto no es fácil, pues no podemos lanzar cuerdas hasta la primera rama, pues las que podrían aguantar la cuerda están muy altas y enmarañadas. Así que o bien subimos a pulso, con un arnés del que cuelga una cuerda con la que nos vamos asegurando cada 7 u 8 m. O bien subimos con trepadores. En la foto os muestro a Lander Astorkia subiendo "a pelo". Se observa la cuerda colgando que pasa por esa rama seca.


En esta otra foto se puede intuir a Lander, pequeño, llegando ya a donde se encuentran las primeras ramas verdes, un poco fiables. Pero a falta aún de unos cuantos metros hasta el nido.


Una vez llegados a la copa hay que asegurarse, pero la sensación es horrible. Te aseguras a treinta y tantos metros de altura a una copa que tiene el grosor de tu muñeca, en el mejor de los casos, y que se mece con el viento de un lado a otro. Cada vez que subía a un nido me venía la imagen de un koala en la copa de un árbol vapuleado por un ciclón.

Bien. Una vez asegurado toca componer la cuerda para subir una mochila en la que se van a meter los pollos. El que está arriba no ve a los de abajo y viceversa. ¡El follaje no deja ver! Así que se sube la mochila, se mete con cuidado a los pollos y el de arriba la va haciendo bajar con mucho cuidado de no golpearla. Una vez abajo, los de tierra, cómodos en el suelo, anillan, tomas medidas y demás datos de los pollos. Mientras tanto, el koala, aguanta viendo un mar de copas a su alrededor y evitando pensar lo frágil de la situación.


El de arriba, no obstante, también tiene trabajo, pues debe medir el nido, recoger restos de presas (élitros, plumas, huesos, etc.) y luego colocar la cuerda para medir la altura exacta del nido hasta el suelo, además de situar la cuerda en una rama fiable para descender. Finalmente se suben los pollos, se depositan en el nido con cuidado y desciende haciendo rápel. El descenso contrasta con el ascenso, pues es de unos segundos, sin esfuerzo, mientras que el ascenso es una prueba de resistencia y te consume las energías.

Adultos

Hace unos años, 2008, publicamos el artículo:


En él describimos como capturar para el anillamiento y toma de muestras varias especies de aves rapaces diurnas con la ayuda de un búho real y redes especiales.

El alcotán no era una excepción. De hecho es una especie muy agresiva con otras rapaces que se acercan por su territorio. Atacan furiosamente a todo lo que se mueva y que pueda ser una posible amenaza, ya sea un pacífico buitre o su archi-enemigo, el azor. De hecho, yo he visto en varias ocasiones a alcotanes arrancando pumas de la espalda de los azores del impacto de sus ataques.

Pues bien. Una vez que teníamos localizados los nidos y sabíamos la edad exacta de los pollos, programábamos los intentos de captura de los adultos. Esto sólo lo hacíamos cuando los pollos ya termorregulaban y en días de calor (en Bizkaia lo de calor es relativo, pues no tenemos situaciones tan extremas como para que el calor vaya a matar los pollos). No obstante, esto hay que adaptarlo a cada zona, según las condiciones climáticas.

Necesitábamos un pequeño claro en el bosque, cerca del nido, lo suficientemente grande como para que los adultos se pudiesen meter por él en vuelo de ataque. En estos claros extendíamos una red de 21 m de largo, por 3 m de alto, con tres bolsas que se expandían más de 1,5 m. Esta red era lo suficientemente larga y sus bolsas flexibles, como para parar a un alcotán en vuelo en picado sin causarle daño alguno. Debajo de la red colocábamos a un búho real vivo, irrecuperable, dejado por el CRES de Bizkaia. Para más detalles, el búho se llamaba Truman y estaba totalmente improntado, por lo que no se podía liberar. De hecho se quería emparejar conmigo. Además era de fácil manejo, pues podías sujetarlo en tu mano, sin guantes, y sin temor a que te clavase las uñas. Esto era muy importante para poder trabajar con confianza en entornos constreñidos.

Truman colocado para capturar los alcotanes adultos que anidan en los pinos del fondo.


Pues bien, colocado el búho en un punto visible, con la red justo encima, sólo había que esperar a que viniesen los adultos. En varias ocasiones los adultos no se llegaban a fijar en el búho, por lo que no había nada que hacer. En otras lo veían y daban la voz de alarma, pero no se metían a atacarlo. Otras llegaban a detectar la red a tiempo y la esquivaban sistemáticamente en cada picado de ataque que realizaban. Sin embargo, también era posible, sino no lo estaría describiendo, que los alcotanes detectasen al búho, comenzasen a chillar y a volar en círculos por encima y se tirasen a atacarlo con ánimo de expulsarlo del entorno de nidificación. Los picados eran fulminantes y solían pasar a poco más de 1 m de la cabeza del búho, donde estaba la red. Mientras tanto, nosotros estábamos escondidos a pocos metros, cubiertos de helechos, aguardando a la captura para reaccionar rápidamente.

Hembra adulta recién capturada


Tras capturar al adulto, lo anillábamos, los medíamos y le hacíamos la ficha de muda, con sus correspondientes fotos (esto vendrá en una futura entrada). Todo con el máximo cuidado y el mínimo tiempo para poder liberarlo rápidamente, sin ningún riesgo para el individuo y su familia (pollos), salvo el susto que se queda por un rato. Posteriormente veíamos que la captura no tenía efectos sobre el animal ni su prole.

En la foto Lander Astorkia sujeta una hembra adulta recién capturada, mientras Ainara Azkona la anilla y toma las medidas.


Finalmente, en esta entrada he puesto como acceder a un nido y como capturar un adulto. Pero quiero que quede muy claro que el fin nunca justifica los medios y que la seguridad del animal es prioritaria







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