sábado, 9 de enero de 2016

El Gavilán común.

Metodología del seguimiento de poblaciones.


Durante siete años (2001-2007) estuvimos realizando el seguimiento de los gavilanes de Bizkaia, sobre todo los de una serie de áreas concretas. Esta pequeña rapaz es apasionante para estudiar y observar, pero requiere mucho esfuerzo, concentrado entre abril y julio. Como en el caso de muchas de las rapaces que hemos seguido durante las dos últimas décadas, el seguimiento del gavilán lo hacíamos sin financiación alguna, lo que supone un gasto importante que se añade a los "otros" gastos (especies). Además, la gente del grupo que realizábamos el seguimiento se fue colocando en distintos puestos, algunos muy lejos, y fuimos teniendo descendencia, lo que hacia complejo el dedicar tantas horas de fines de semana en el periodo estival. Por lo que, tras varios años y tras tener monitorizada sistemáticamente una importante población, tuvimos que dejar de hacer el seguimiento.

Al principio nos costó encontrar el ritmo de seguimiento de la especie, pero enseguida fuimos cogiéndole el truco. El principal problema que tenemos es que Bizkaia es eminentemente forestal, o más bien, está cubierta de plantaciones de coníferas y eucaliptos. Según la bibliografía que habíamos leído hasta entonces, no deberíamos esperar encontrar grandes poblaciones de esta rapaz, dado que la mayoría de los bosques son plantaciones de eucaliptos y de Pinus radiata, con una estructura vertical de pésima calidad.

Como en la mayoría de los trabajos que hemos ido realizando, al principio revisamos todo tipo de bosque en busca de plataformas de nidificación de la especie. Ya llevábamos experiencia y algún nido localizado debido al trabajo paralelo que estábamos desarrollando con busardos ratoneros, azores, abejeros europeos y calzadas. Leyendo el prestigioso libro de Ian Newton (The Sparrowhawk), era de suponer que teníamos que localizar a los gavilanes en bosques menos maduros que los que utilizaban los ratoneros y azores. Por lo tanto, cogimos distintas superficies de Bizkaia y, una por una, revisamos todas las manchas forestales, sin excepción. En esta búsqueda intentábamos detectar plataformas de nidificación nuevas y viejas, desplumaderos en el suelo, gavilanes realizando paradas nupciales, etc. Que ¿Cómo se hace eso?, pues se coge una superficie forestal, te introduces por un extremo 25 m del borde y avanzas en paralelo al límite hasta la otra punta. Según la visibilidad, te desplazas 50-100 m hacia adentro y regresas en paralelo al transecto anterior. Así hasta cubrir el bosque entero. Durante los transectos hay que desplazarse en silencio, escuchando posibles voces de alarma del gavilán o de los pájaros forestales cuando detectan al gavilán, hay que buscar plataformas de palos en los árboles, normalmente pegadas al tronco, y hay que mirar al suelo en busca de desplumaderos (zonas donde los gavilanes pelan a sus presas) que normalmente se sitúan en un tronco caído, en una rama baja o en el mismo suelo.

Pinar maduro con regeneración natural y densa capa de sotobosque. Superficie difícil de rastrear, pero con territorio de nidificación de gavilán. De hecho, el nido ocupado estaba en uno de los pinos de la imagen.

Realizando los transectos hay que buscar las plataformas de palos en los 2/3 de alto de los árboles. En este caso, en verano de 2015 realizando una búsqueda de rapaces forestales en un pina que iba a ser talado, localicé este nido que resultó ser de busardo ratonero, donde había un pollito.

Desplumadero de gavilán en el suelo de un pinar. En este caso la presa había sido un zorzal común.

Una vez localizado un territorio de nidificación podemos realizar el seguimiento a largo plazo del mismo. Normalmente los territorios se mantienen a lo largo de los años, salvo situaciones de efecto sumidero (territorios en el que los gavilanes reproductores mueren sistemáticamente, normalmente por disparo) o matarrasas que eliminan la cubierta forestal y que obligan a los gavilanes a desertar el territorio.

¡Matarrasa a lo bestia! En esta ladera había un pinar maduro y una regeneración de robles salteado con un brezal-argomal. Entre 2001 y 20015 teníamos localizados en esta zona un territorio activo de gavilán, otro de busardo ratonero, otro de abejero europeo y dos de aguilucho pálido. En 2006 todos se perdieron irremediablemente.

Los gavilanes no suelen reutilizar las plataformas y construyen una nueva todos los años. Por lo tanto, cada año hay que buscar de nuevo todos los nidos. No obstante, suelen anidar muy cerca de los nidos anteriores. Así, en un territorio estable de gavilán podemos encontrar más de media docena de plataformas, cada cual más vieja. El número de plataformas, nos puede dar una idea del grado de ocupación.

Una vez localizadas las plataformas faltaba todo el trabajo de seguimiento. Así, primero había que saber si la plataforma estaba ocupada o no. En otras regiones los investigadores de esta especie se pueden permitir el lujo de subir a todas las plataformas para confirmar la reproducción, contar el número de huevos o pollos, anillar los pollos, etc. Pero para nuestra desgracia, los gavilanes de Bizkaia anidan en árboles muy altos y difíciles de trepar, por lo que no nos podíamos permitir el lujo de gastar energía y tiempo en subir para confirmar si un nido estaba o no ocupado. Además, salvo casos raros, trepar a un nido de gavilán nos podía llevar 15 minutos, por lo que decidimos hacerlo sólo cuando estuviésemos seguros de que hubiese pollos medianos-grandes, con capacidad de termorregular. Nunca con huevos. No queríamos molestar demasiado a las hembras mientras incubaban. ¿Cómo se sabe, entonces, que un nido está ocupado y en qué estadío se encuentra? Una vez se localiza una plataforma compacta, con apariencia de estar construida el año en curso, se mira con los prismáticos desde un puntos distante. A veces se suele ver la punta de la cola del adulto que incuba, pero no siempre es así, dado que las hembras se meten en el cuenco y no sobresale nada. La pista definitiva es el plumón blanco que se queda enganchado en el borde del nido. Una vez que la hembra comienza a incubar se da un proceso hormonal que activa el inicio de la muda, dándose la pérdida abundante de plumón, sobre todo del vientre (placa incubatriz). Este plumón se queda prendado en las ramas del nido y es el que nos va indicar que hay huevos y que la hembra está incubando. ¡Vale! una vez seguros, se revisa la parte inferior del nido, el suelo, en busca de excrementos. Los adultos no van a defecar desde el nido, por lo que no dejan rastros de su presencia. Sin embargo, los pollos no tienen más remedio que hacerlo. Además, los pollos proyectan las deyecciones fuera del cuenco para evitar el acumulo de suciedad. Si no hay restos blancos bajo el nido, entonces aún hay huevos o pollos pequeños. A medida que crecen aumenta la superficie blanqueada debajo del nido, y cuanto mayores son los pollos más lejos llegan con sus disparos. Esto permite hacernos una idea del grado de desarrollo.

Lander Astorkia subiendo un pino para anillas los pollos. La mayoría de los nidos de las rapaces forestales de Bizkaia son de este tipo: troncos sin ramas o con ramas podridas hasta 10-15 m de altura. Para subirlos hay que trepar agarrado al tronco con brazos y piernas y no se puede colocar ningún punto de seguridad hasta no alcanzar la primera rama decente. Por lo tanto, además de un gran esfuerzo, mucha técnica y un buen estado físico, se requiere de una gran dosis de riesgo.

Una vez que sabemos al edad aproximada de los pollos, trepamos al nido. Trepa uno de nosotros, mientras que el resto del equipo espera guiándole la cuerda que debe sujetarle o preparando el material. Al llegar al nido lo primero es asegurarse, después se sube con la ayuda de la cuerda una mochila acolchada. El que está en el nido coge los pollos y los coloca con cuidado en la mochila. Una vez cerrada la mochila se baja con su preciado contenido. Abajo se anillan los pollos, se toman las medidas biométricas y se chequean de acuerdo con los protocolos establecidos. El que está en el nido recoge todos los restos de plumas y egagrópilas para analizar la dieta y mide el nido. Con la ayuda de la cuerda medimos la altura del nido. Una vez terminado el proceso, se devuelven los pollos a la mochila y vuelven para arriba. Se depositan con cuidado en el nido y el que estaba arriba desciende rapelando.

Yo mientras descendía rapelando de un nido en un alerce. Este tipo de árboles resulta muy difícil de subir.

Ya tenemos los datos del hábitat de nidificación, las variables del nido, el número de pollos, su edad, las presas y los pollos ya están anillados. Ahora sólo falta capturar a los adultos para determinar su edad, su estado corporal y para saber si ha habido recambio o no.
En el año 2008 publicamos en Journal of Raptor Research el siguiente artículo que se puede descargar en RG, en donde valoramos la eficacia de las redes de niebla y las dho gaza para capturar rapaces.

Para el caso del gavilán utilizábamos una red de niebla especial para rapaces rápidas, de pequeño tamaño y de hábitos forestales Debíamos meter la red entre el bosque, por lo que necesitábamos redes pequeñas. Obviamente, todo esto se hacía con los permisos administrativos oportunos. Como atrayente utilizábamos un búho real irrecuperable del centro de recuperación de fauna silvestre de Bizkaia que se colocaba cerca del nido y con la red entre medio. Esto sólo lo hacíamos cuando los pollos termorregulaban, nunca antes. Los adultos, al detectar la búho, lo atacaban para echarlo del bosque y caían en la red. Inmediatamente lo sacábamos de la red, lo anillábamos, tomábamos las medidas y las variables necesarias y lo liberábamos en unos pocos minutos. Acto seguido recogíamos y nos íbamos. Nunca tuvimos problema alguno y todos los nidos en los que repetimos este procedimiento siguieron adelante sin mayor problema. El estrés al que sometíamos a los adultos se pasaba en un rato y volvían a sus quehaceres diarios sin problema.

Ainara Azkona anillando un pollo de gavilán y, debajo, Agurtzane Iraeta tomando los datos en el cuaderno de campo.



Existen otros procedimientos de captura de adultos como el que describe Newton que utilizaban en Escocia, de colocar un aro con lazos en el nido con huevos, atrapando a los adultos que van a incubar. Pero personalmente no me gustaba, aunque los investigadores escoceses aseguraban que no había incidencias. Por otro lado, hay quien pueda pensar que esta información no debería hacerse pública puesto que hay gente que podría utilizarla para capturar gavilanes y quedarse con ellos. Esto, desgraciadamente ocurre todos los años a un nivel que no nos imaginamos. La gente que quiere expoliar nidos tiene sus métodos y se expone a que le pillen en el proceso y a que le caiga una buena multa. Esto no debería detener el proceso del conocimiento.


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